Para saber quienes somos, un poco de historia.
02 de Abril (L.M.C.).- Hoy se cumple el 28º aniversario del comienzo de la guerra de Malvinas y La Mesa Celeste quiso escribir unas palabras, para que el recuerdo de cientos de héroes argentinos no sea olvidado.
Corría el mes de abril de 1982 y la última y nefasta dictadura militar transitaba sus últimos meses en el poder, sin saberlo. Esto es un hecho, pues si hubiesen podido, los genocidas habrían permanecido inalterables hasta nuestros días. Por esa razón, los militares todavía tenían un as en la manga, para seguir manejando la Argentina a su antojo: declararle la guerra a una infeliz y delincuente Gran Bretaña, por la usurpación (ilegitima) de esta última de las islas Malvinas, Sandwich y Shetland del sur (Nota del R: hecho ocurrido en 1833 y que aún no fue resuelto, ya que los “piratas” siguen en el archipiélago nacional).
El presidente de facto de este país, en ese momento, era Leopoldo Fortunato Galtieri, un alcohólico y homicida de la peor calaña. Como se expresó anteriormente, esta guerra fue pensada para que un sistema perverso lograra mantenerse en el poder. Aunque, también es cierto que un gobierno que no fue elegido en las urnas no puede mantenerse solo. Al contrario, para subsistir necesita el apoyo de las grandes empresas, los medios de comunicación, la iglesia y buena parte del pueblo. Este último puede no saber lo que sucede en su propio país (ignorancia) o fingir que no lo sabe (crimen), lo que es aún peor. No por nada, alrededor de un millón de personas se congregaron en la Plaza de Mayo a favor de la guerra, en los días anteriores a su inicio.
De esta forma, Galtieri podía hacer lo que quisiera, ya que muy pocos se lo iban a impedir. Entonces, entre decenas de otras injusticias, decidió mandar a la contienda a cientos de compatriotas, muchos de ellos de solo 18 o 20 años, para poder seguir por muchos años al frente de la Argentina. En pocas palabras, Galtieri los envió a la muerte, porque la guerra estaba perdida de antemano. Gran Bretaña contaba con el apoyo de Estados Unidos y hasta con la ayuda de Chile (con sus radares le informaban a los ingleses cuando despegaban los aviones argentinos, entre otras cosas), país que hoy se la da de hermano. Incluso, Gran Bretaña llegó a traer armas nucleares a estos mares, que menos mal que no fueron usadas porque a lo mejor ni estaríamos contando esta historia.
En fin, el desenlace de la guerra solo era cuestión de días y el 10 de junio de 1982 Argentina se rindió. De este modo, los ingleses empezaron a mirar con otros intereses a estas dos islas perdidas en el Atlántico Sur (Nota del R: Sus nombres son Soledad y Gran Malvina) y, hoy en día, piensan adueñarse del petróleo y demás recursos que haya alrededor de las mismas.
Pero, como pasa siempre, hasta de lo peor se puede conseguir algo positivo. Duele decirlo tan libremente, porque en las islas murieron cientos de argentinos. Asimismo, muchos otros se suicidaron porque no pudieron dejar atrás el horror, que los persiguió para siempre. No obstante, como la guerra no se ganó, Galtieri se tuvo que ir y Reynaldo Bignone (otro genocida, así como antes lo habían sido Jorge Videla y Roberto Viola) ocupó su lugar como presidente de facto. Esté último convocó a elecciones para octubre de 1983, que ganó ampliamente Raúl Alfonsín (Nota del R: el 31 de marzo pasado se cumplió el primer año de su muerte), y la democracia retornó a la Argentina, para “Nunca más” irse. Con sus falencias y aspectos que no tienen sentido, la democracia es el mejor sistema, aunque no debe convertirse en libertinaje.
Por todo lo anterior, La Mesa Celeste quería recordar a los hombres y jóvenes que dieron la vida por este país. A los que murieron de la peor forma, en el crucero Manuel Belgrano, a los que cayeron de pie en las islas, a los que murieron en los cielos... a todos. Esperamos que puedan descansar en paz y que los que pudieron volver logren ser recocidos por los gobernantes de turno. Ellos fueron, y son, héroes de guerra. Por supuesto que sin quererlo, ya que ninguna persona que se precie de tal disfrutaría del hecho de ir a matar a otro.
En consecuencia, desde este humilde medio queríamos contribuir con esta pequeña nota, que puede servir o no, pero por lo menos nos permite plantar bandera con respecto a lo que pensamos. Ojalá que el recuerdo de lo ocurrido en Malvinas nunca se olvide, porque si eso llegara a pasar la Argentina no tendría razón de ser. La importancia de la memoria radica en eso, en respetar a los caídos y reconocer a los veteranos.
“Nosotros no venimos a competir con nadie, somos periodistas que queremos lo mejor para Justo José de Urquiza.”
Copyright © 2009 – LMC – Texto: LMC especial – Caseros, 02 de abril del 2010