lunes, 16 de agosto de 2010

HACE 160 AÑOS MORÍA EL GRAN LIBERTADOR...

Para saber quienes somos, un poco de historia.

16 de Julio (L.M.C.).- José de San Martín es el padre de la patria de la República Argentina, porque fue una de las personas que más hizo para que estas tierras fueran libres. También expulsó a los españoles de Chile y Perú, permitiendo que ambos países declararan su independencia. En un nuevo aniversario de su muerte, La Mesa Celeste recuerda los principales hechos de su vida.

Por Nicolás Souto.

DESINTERESADO. San Martín fue un hombre que no buscó el bienestar personal y que coronó el ideal emancipador en América.

El 25 de febrero de 1778 nació en la ciudad de Yapeyú, una ex colonia jesuítica ubicada a la orilla del Río Uruguay (Actual provincia de Corrientes), José Francisco de San Martín, el quinto y último hijo de Juan de San Martín y Gregoria Matorras, españoles de la provincia de Palencia.

Cuando el futuro libertador de "medio continente" solo contaba tres años, su familia decidió trasladarse a la ciudad de Buenos Aires. Dicha estadía no duraría mucho, porque el 06 de diciembre de 1783 los San Martín se embarcaron hacia España. Tras un breve paso por Cádiz, se instalaron en Málaga, en donde el joven José ingresaría a la Escuela de Temporalidades. Desde 1786, allí aprendería diversos idiomas (castellano, francés, alemán, latín...), dibujo, baile, poética, retórica, esgrima, historia, geografía y matemática. No obstante, sus estudios empezaron en el Real Seminario de Nobles de Madrid.

San Martín se inició en la carrera militar como un cadete del Regimiento de Murcia, en el año 1789 (Mientras eso sucedía, Francia estaba convulsionada por el comienzo de la Revolución). Sus primeras batallas las vivió a los 13 años, cuando combatió a los moros en Melilla y Orán (Enclaves que España aún posee en el norte de África).

Sin embargo, más tarde se haría conocido por sus destacadas actuaciones ante los ingleses, portugueses y, fundamentalmente, los franceses. Tal es así que, en 1808, cuando Napoleón Bonaparte invadió la Península Ibérica, el "libertador" participó con éxito en la Batalla de Bailén, como ayudante del general Marqués de Coupigny. Esta fue la primera derrota francesa en España (Luego, el ejército de Andalucía pudo reconquistar Madrid) y San Martín recibió el cargo de teniente coronel y la medalla de Oro de los Héroes de Bailen (Esta última también la recibió el resto del ejército). Antes de eso, ya había alcanzado el grado de subteniente 1º, teniente 2º, Capitán, ayudante 1º del Regimiento de Voluntarios de Campo Mayor e incluso sirvió más de un año a bordo de la fragata de guerra Dorotea .

Aunque, San Martín no se detuvo ante dichos logros y siguió buscando objetivos por cumplir. Por eso, cuando gran parte de Europa se unió para enfrentar a Napoleón, no dudo en continuar la lucha contra los franceses, en el Rosellón, Inglaterra y Portugal. Poco después, en la Batalla de La Albuera, estuvo a las ordenes del general William Carr Beresford (Él que en 1806 dirigió la primera invasión inglesa).

Estas campañas fueron muy importantes para San Martín, porque pudo conocer a Lord Macduff, un escocés que le permitió conocer las logias secretas que trabajaban para la independencia de Sudamérica. De este modo, José se encontró por primera vez con revolucionarios que poseían el mismo ideal que él tendría en breve.

En 1811, San Martín decidió renunciar a su carrera militar en España e inmediatamente le pidió a su jefe que le facilitara un pasaporte para viajar a Londres y luego a América, para participar de las guerras contra los "ibéricos". Su jefe no tuvo inconvenientes y le entregó algunas cartas de recomendación, entre ellas una para el mencionado Lord Macduff. Ya en Londres, San Martín se encontró con compatriotas que tenían el mismo deseo de ver a la América española libre: su primo Carlos María de Alvear, Tomás Guido, José Matías Zapiola y el venezolano Andrés Bello, entre otros.

Según algunos historiadores, estas personalidades integraban la llamada "Gran Reunión Americana", una sociedad de presuntas filiaciones masónicas que había sido fundada por Francisco de Miranda, quién con Simón Bolívar ya luchaba en América por la independencia de Venezuela. Asimismo, hay quienes creen que San Martín formaba parte de la hermandad y que se relacionó con políticos británicos que lo interiorizaron acerca del Plan de Thomas Maitland. El mismo consistía en ganar el control de la ciudad de Buenos Aires: tomar posiciones en Mendoza; coordinar las acciones con un ejército libertador en Chile; cruzar la cordillera de Los Andes; derrotar a los españoles y controlar Chile; continuar por mar hacia Perú y liberarlo junto a Ecuador. Todavía hay dudas acerca de esto, pero es evidente que de conocerlo, San Martín llevó a cabo el plan de Maitland a la perfección.

El 09 de marzo San Martín llegó a Buenos Aires, en la fragata inglesa George Canning, junto a Alvear, Zapiola, Francisco Vera, Francisco Chilavert, Antonio Arellano y el Barón de Holmberg, y fue recibido por el Primer Triunvirato (Integrado por Feliciano Chiclana, Manuel de Sarratea y Juan José Paso). Siete días después, este Triunvirato le pidió al "Libertador" que creara un cuerpo de caballería para custodiar las costas del Río Paraná, que fue llamado "Regimiento de Granaderos a Caballo". San Martín instruyó sus tropas con las más modernas técnicas, que a su vez había aprendido en la lucha contra Napoleón.

A mediados de 1812, con Alvear fundó una filial de la "Logia de los Caballeros Racionales", que rebautizó "Logia Lautaro". La razón de este cambio es que Lautaro era el nombre de un cacique araucano, quien en el siglo XVI se había sublevado contra los españoles. La logia estaba formada como las filiaciones masónicas de Cádiz y de Londres, similares a las descriptas anteriormente. El objetivo principal era "trabajar con sistema y plan en la independencia de la América y su felicidad". Además de San Martín y Alvear, Zapiola, Bernardo Monteagudo y Juan Martín de Pueyrredón integraron la sociedad.

Tras la noticia de que el Ejército del Norte había vencido en la Batalla de Tucumán (Al mando del general Manuel Belgrano), luego de pasar por alto las ordenes del Triunvirato, que le ordenaban retrasarse a Córdoba, San Martín dirigió un movimiento preparado por la Logia Lautaro para derrocar al Gobierno, al que consideraban que no contribuía a una pronta declaración de la independencia. Bajo la presión del pueblo y de los cuerpos armados se conformó el Segundo Triunvirato, que estuvo constituido por Nicolás Rodríguez Peña, Antonio Álvarez Jonte y el inamovible Paso. Una de las exigencias fue que se llamara a una Asamblea Suprema de delegados (La futura Asamblea del año XIII) de todas las provincias, con el fin de declarar la independencia y dictar una constitución.

Luego de estos sucesos, el 12 de septiembre de 1812, San Martín se casó con María de los Remedios de Escalada, de 14 años (Él tenía 34).

Meses más tarde, el 03 de febrero de 1813, San Martín tendría su única batalla en suelo argentino. Al frente del Regimiento de Granaderos a Caballo se instaló en el convento de San Carlos (en la posta de San Lorenzo), en el sur de la Provincia de Santa Fe. Luego del desembarco de 300 realistas, se libró el conocido Combate de San Lorenzo, que solo duró 15 minutos y que concluyó con una contundente victoria de las tropas de San Martín. Éste último se colocó al frente de la tropa, porque había varios que aún desconfiaban de su fidelidad a la causa de la independencia. Justamente, al quedar tan expuesto, su caballo fue herido de muerte y él quedó con las piernas inmovilizadas. Si no fuera por el soldado Juan Bautista Cabral, quien ofrendó su vida ante dos bayonetazos, San Martín hubiera perecido sin dudas. Por esa razón, el "Libertador" lo ascendió a sargento post- mórtem. Este rápido triunfo permitió que los españoles se alejaran para siempre del Río Paraná.

Quiso el destino que tras vencer en Salta, Belgrano fuera vencido en Vilcapugio y Ayuhuma. Entonces, el mando del Ejército del Norte pasó para San Martín. El "creador de la Bandera" se lo cedió en la Posta de Yatasto, en Salta. Desde ese momento, San Martín se abocó al desafío de cruzar los Andes para vencer en Chile y liberar Perú.

En 1814, el Director Supremo Gervasio Antonio de Posadas lo nombró gobernador de Cuyo, con sede en Mendoza. Desde esa provincia, San Martín recolectó todo lo que le podía hacer falta para cruzar la cordillera, desde mulas y caballos hasta armas, alimentos, agua... También le encargó a Miguel Martín de Güemes que defendiera la frontera norte, para así tener las manos libres en tierras chilenas. Sin embargo, el "Libertador" no quería iniciar una de las epopeyas más grandes de la historia sin ver a su patria libre. Es por eso que tras pelearse con su antiguo amigo, Alvear, quien incluso quería que Inglaterra fuera la nueva dueña de estas tierras, impulsó la independencia mientras organizaba el Ejército de los Andes.

Finalmente, el 09 de julio de 1816 fue declarada la independencia, por el Congreso de Tucumán. Ese mismo año nació su única hija, Mercedes.

Entonces, San Martín ya podía cruzar a Chile. Gracias al apoyo del Director Supremo, Pueyrredón, y a los aportes de toda la gente de Cuyo, se consiguieron los recursos para poder emprender la campaña sin problemas.

El 12 de enero de 1817, el Ejército de los Andes inició el cruce de la cordillera, con 4000 hombres y 1200 milicianos de tropa de auxilio, para la conducción de víveres y municiones, por dos pasos: Los Patos (Al mando de Bernardo O´Higgins, quien se había exiliado en Mendoza tras el desastre de Rancagua y despertó el apoyo de San Martín) y Uspallata (Al mando de Juan Gregorio de Las Heras). Ambas partes del mismo debían reunirse en el Valle del Aconcagua.

Ya en Chile, San Martín y sus tropas consiguieron la importante victoria de Chacabuco. Si bien es cierto que luego se perdió en Cancha Rayada, porque el "Libertador" estaba realizando una maniobra nocturna para evitar un inminente ataque, la victoria de Maipú (Nota del R: Fue la batalla más grande en suelo americano, con 4900 hombres del Ejército comandado por San Martín contra 5300 realistas) permitió consolidar la independencia del país trasandino, en 1818.

Después de este gran suceso, San Martín regresó a Buenos Aires para pedir un empréstito que pudiera costear la "Expedición Libertadora" al Perú. Al haber inconvenientes, porque los federales y la provincia de Buenos Aires tenían lucha internas, José renunció a la jefatura del Ejército. Esto motivo que el Directorio le enviara 200000 pesos y junto a la ayuda de O´Higgins se pudo armar una escuadra, que fue comprada a Gran Bretaña.

El Gobierno chileno decidió que San Martín fuera el comandante en jefe de la expedición, que navegaría bajo bandera chilena. Además, el "Libertador" fue designado, entre otros cargos, Capitán General del Ejército de Chile. Cuando iba a reanudar la campaña al Perú recibió la orden del Directorio de marchar hacia el Litoral Argentino para combatir a los federales de Santa Fe y Entre Ríos. San Martín se negó y ante la insistencia hizo oídos sordos. En febrero de 1820, la victoria del Partido Federal provocó la caída del Directorio de las Provincias Unidas, por lo que el país quedó sin gobierno central. Esto le quitó el respaldo legal a su autoridad, por lo que renunció frente a los oficiales argentinos.No obstante, dirigidos por el coronel Enrique Martínez, estos rechazaron su renuncia.

Por ende, el 20 de agosto de 1820 San Martín partió desde Valparaíso hacia el Perú, con su Ejército. La expedición estaba integrada por aproximadamente 4.500 hombres, tanto del Ejército de los Andes como del Ejército de Chile. Se embarcaron en 16 transportes y ocho navíos de guerra. Entre los soldados y los marinos había una gran cantidad de chilenos, la mayor parte de los oficiales de tierra eran argentinos y los jefes navales eran ingleses, expertos en la materia.

El 08 de septiembre de 1820 San Martín llegó a la playa de Paracas e hizo retroceder al ejército realista hasta la zona de Sierra. El virrey Pezuela, mandamás del ejército realista, intentó una salida diplomática con San Martín, que no llegó a buen puerto. Éste siguió viaje con su flota y en noviembre desembarcó en Huacho, en donde fortificó su posición y comenzó su plan para sitiar Lima.

El 29 de enero de 1821 se sublevan altos oficiales realistas contra el virrey Pezuela, quien es derrocado y sustituido por el general José de La Serna. El nuevo virrey propone a San Martín nuevas negociaciones diplomáticas, que fracasan porque la propuesta del "Libertador" era la independencia del Perú. El sitio de Lima se prolongó por un par de meses y en marzo llegó al Perú el capitán Manuel Abreu, enviado por el rey de España (Fernando VII) como pacificador, sin ninguna consecuencia favorable para los independentistas.

San Martín decide iniciar una nueva estrategia y envía dos ejércitos, uno al mando del general Guillermo Miller, para desembarcar en las costas del sur y otra al mando del general Arenales, hacia la sierra. Un tiempo después, San Martín dejó Huacho y llegó a Ancón, desde donde estrechó aún más el cerco a Lima. A la vez, inicia negociaciones de paz, que fracasan de nuevo. El alzamiento del regimiento realista Numancia (integrado por venezolanos que estaban a favor de la independencia) le abre las puertas de Lima a San Martín, quien obliga a La Serna a abandonar la ciudad el 5 de julio, internándose en la sierra.

De esta forma, el 18 de julio de 1821 se declaró la independencia del Perú y San Martín es nombrado Protector del mismo. Ese año fundó la Biblioteca Nacional del Perú, a la cual donó su colección personal de libros y creó la Orden del Sol, actualmente llamada Orden El Sol del Perú. José gobierna Perú desde el 3 de agosto de 1821 hasta el 20 de septiembre de 1822.

Antes de eso, entre el 26 y el 27 de julio tuvo lugar la Entrevista de Guayaquil, en la que San Martín se encontró con Bolívar y la conducción de la campaña libertadora. Poco se sabe de este encuentro, aunque se comenta que San Martín le habría pedido apoyo a Bolivar para expulsar a los españoles de las regiones que aún controlaban en el continente. No obstante, como éste último quería la gloria para sí mismo le habría negado el apoyo y, en consecuencia, para no provocar una lucha de poder con el venezolano, San Martín decidió renunciar a todos los cargos y volver a su país.

Primero regresó a Mendoza, en enero de 1823, en donde pidió autorización para regresar a Buenos Aires y reencontrarse con su esposa, quien estaba gravemente enferma. Bernardino Rivadavia, ministro de del gobernador Martín Rodríguez, no se lo permitió porque "no sería seguro para San Martín volver a la ciudad". Su apoyo a los caudillos del Interior y su desobediencia ante la orden de reprimir a los federales, hizo que los unitarios quisieran someterlo a juicio.

Como la salud de su esposa empeoraba, decidió viajar igual a Buenos Aires, pero no pudo ver a Remedios con vida, pues ésta había fallecido el 3 de agosto. Al llegar a Buenos Aires se lo acusó de conspirador y así fue como decidió marcharse del país con su hija, Mercedes. Desalentado por las luchas entre unitarios y federales, el 10 de febrero de 1824 se embarcó hacia el puerto de El Havre (Francia). Tenía 45 años y era generalísimo del Perú, capitán general de la República de Chile y general de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Luego de un breve período en Escocia, se instalaron en Bruselas y después en París. Su obsesión era la educación de su hija Mercedes, por lo que en 1825 redactó las "Máximas para Merceditas" (Ver abajo), en donde sintetizaba sus ideales educativos.

En marzo de 1829, San Martín intentó volver a Buenos Aires, pero como la guerra civil había recrudecido ni siquiera bajo del barco que lo traía de Europa. En ese momento, un ex subordinado suyo, Juan Lavalle, acababa de derrocar y fusilar al gobernador Manuel Dorrego. Como era díficil vencer en la lucha entre unitarios y federales, Dorrego le ofreció la gobernación a San Martín, que éste rechazó porque "jamás desenvainaría su espada para combatir a sus paisanos". Entonces, se marchó a Montevideo, en donde estuvo tres meses antes de volver a Europa.

En 1831, San Martín se radicó en Francia, en una finca cercana a París. Allí se encuentra con un ex compañero de armas, Alejandro Aguado, el Marqués de las Marismas del Guadalquivir. Éste se había convertido en un exitoso banquero, por lo que designó al "Libertador" como tutor de sus hijos menores, con un sueldo importante. Tres años después, con el dinero que había ahorrado al trabajar con su amigo y a la venta de las fincas con que lo habían premiado el gobierno de Mendoza y el de Perú, San Martín se mudó a una casa que compró en Grand Bourg. Allí recibió la visita de Juan Bautista Alberdi y Domingo Faustino Sarmiento, entre otros próceres argentinos.

Finalmente, en 1848 se mudó a Boulogne Sur Mer, porque en Francia había surgido una nueva revolución. Ahí moriría el 17 de agosto de 1850, a los 72 años de edad.

En consecuencia, el hombre que luchó con todas sus fuerzas para que América fuera libre, exhalaba su último suspiro muy lejos de su país natal. A diferencia de Bolívar no buscó la gloria personal, sino la gloria de su pueblo, y fue un auténtico "Libertador". Se le podrán achacar muchas cosas, pero San Martín es y será el "Padre de la Patria".

Habría que esperar hasta el 28 de mayo de 1880, bajo la presidencia de Nicolás Avellaneda, para que sus restos fueran repatriados. Desde entonces se encuentran en la Catedral de Buenos Aires, en donde descansan en paz, junto al epitafio que se encuentra en su tumba: José Francisco de San Martín: "Triunfó en San Lorenzo, afirmó la Independencia Argentina, pasó los Andes, llevó su bandera emancipadora a Chile, al Perú y al Ecuador".


"LAS MÁXIMAS PARA MÍ HIJA"

San Martín escribió una lista de consejos para su hija Mercedes:

1- Humanizar el carácter y hacerlo sensible aun con los insectos que nos perjudican. Stern ha dicho a una mosca, abriéndole la ventana para que saliese: «Anda, pobre animal, el mundo es demasiado grande para nosotros dos...».

2- Inspirarle amor a la verdad y odio a la mentira.

3- Inspirarle una gran confianza y amistad, pero unida al respeto.

4- Estimular en Mercedes la caridad con los pobres.

5- Respeto sobre la propiedad ajena.

6- Acostumbrarla a guardar un secreto.

7- Inspirarle sentimientos de indulgencia hacia todas las religiones.

8- Dulzura con los criados, pobres y viejos.

9- Que hable poco y lo preciso.

10- Acostumbrarla a estar formal en la mesa.

11- Amor al aseo y desprecio al lujo.

12- Inspirarle amor por la Patria y por la Libertad.


“Nosotros no venimos a competir con nadie, somos periodistas que queremos lo mejor para Justo José de Urquiza.”


Copyright © 2009 – LMC – Texto adaptado: Nicolás Souto – Fuente y Foto: www.wikipedia.com.ar - Caseros, 16 de Agosto del 2010

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